«Primero siente lo que sientes. Después siente lo que quieras sentir«.
Koro Cantabrana

Hoy he leído un artículo muy interesante sobre las 5 heridas emocionales de la infancia que persisten cuando somos adultos, que quiero recomendaros. Está en el blog de La Mente es Maravillosa.
Os recomiendo que lo leáis.
Brevemente, se refiere a que las 5 experiencias o heridas más dolorosas e la infancia, conformaremos una parte de nuestra personalidad condicionan en gran medida lo que somos de adultos.
Ofrece además fórmulas para superarlos.
Los 5 miedos son:
- El miedo al abandono: Las experiencias de abandono en la infancia, pueden producir miedo a la soledad.
- El miedo al rechazo, producidos por algún rechazo de alguien a quien quieres de pequeño, y produce pensamientos de no ser deseado y de descalificación hacia uno mismo.
- Miedo a la humillación: producidos por sentir en algún momento que hemos sido desaprobados o criticados, por ejemplo por ser torpes, malos, pesado… destruyendo nuestra autoestima de niños. Genera una personalidad dependiente
- La traición o el miedo a confiar, producidos cuando alguno de los progenitores no han cumplido lo prometido, generando desconfianza y otros sentimientos negativos, no sentirse merecedor de lo prometido y de lo que otros tienen.
- La injusticia: cuando los cuidadores principales son fríos y autoritarios, produciendo sentimientos de inutilidad tanto en la niñez como en la edad adulta.
Es un breve resumen, pero os recomiendo todo el artículo ya que lo describe de forma muy clara.
«Primero siente lo que sientes. Después siente lo que quieras sentir«. Koro Cantabrana
Deja tu comentario a este post “Emociones que impactan para siempre”.
Por Koro Cantabrana, experta en Liderazgo y Alta Autoestima
2 comentarios en “Emociones que impactan para siempre”
Te he visto segura y convincente a pesar de tener que alternar el mirar a la cámara y a la entrevistadora.
Eso de estar con dos frentes a la vez, siempre es complicado.
Se te nota segura en el contenido de las respuestas.
Yo daría las respuestas un poco más despacio y tal como lo haces, alternando seriedad con un sonrisa.
Muchas gracias por el consejo, Giuseppe. Bajar la velocidad al hablar es uno de mis retos 😉
Koro