Lectura: 3 min
- ¿Sabes qué parte de tí estás fomentando?
¿Sabes qué alimentas en tu interior? - ¿La parte que ve el lado lleno del vaso, la que se alegra con las cosas que le pasan en la vida, la parte que saca lo mejor de cada situación?
- ¿O estás focalizándote la parte que ve el vaso medio vacía, la que saca los fallos o taras a todo lo que sucede a su alrededor y que le gusta hablar y fijarse en lo malo de todo?
Hay un bonito cuento de un viejo jefe indio y dos perros. Te la escribo aquí:
El jefe indio y los dos perros
Un viejo jefe indio estaba sentado alrededor del fuego con la gente de su tribu, fumando «la pipa». Era muy viejo y muy sabio. Había dirigido a su pueblo mucho tiempo y era muy respetado. Esa noche estaba muy quieto; más quieto de lo habitual…
La noche iba pasando y él permanecía sil encioso. La gente empezó a preguntarse y a lanzar miradas hacia él. Sin embargo, a nadie se le habría ocurrido interrumpir sus pensamientos. Finalmente, avanzada la noche, el viejo y sabio jefe indio empezó a hablar. Habló suavemente y todos se juntaron echándose hacia del ante, para escuchar lo que iba a decir. Y les dijo:
– Dentro de mí tengo dos perros luchando. Uno es el perro del respeto, cuidado, generosidad, amor, fidelidad y buenos deseos. El otro es el perro del orgullo, odio, rabia, rigidez, maldad y frio corazón.
Se quedó silencioso de nuevo mirando fijamente al fuego. Hubo un momento en el que todos se quedaron expectantes. esperando oír más todavía. Después de un rato, una persona de la tribu. preguntó con voz ronca y tranquila:
– Por favor jefe, dinos, ¿qué perro ganará?
Todos permanecían silenciosos mientras esperaban escuchar la respuesta del viejo y sabio jefe indio. Finalmente, el viejo y sabio jefe, levantó la cabeza del fuego, miró alrededor del círculo y exclamó:
– El que yo alimente.
Y volvió a mirar hacia abajo otra vez, hacia el fuego, y se quedó de nuevo quieto y en silencio, con la mirada fija, sumido en sus pensamientos.
He querido escribir esta historia en mi blog sobre autoestima, porque creo que es importante saber qué parte de nosotros alimentamos cada día, y que depende de nosotros decidir cuál queremos fomentar.
Por otra parte, para ilustrar este post he puesto el retrato de Edward Sheriff Curtis hizo de el famoso jefe guerrero Sioux Sitting Bull (Toro Sentado). Todos recordamos a Sitting Bull como el hombre que derrotó a Custer y su 7 º de Caballería.
Toro Sentado (1831-1890) fue un jefe nativo norteamericano de la tribu de los sioux. Al nacer lo llamaron Jumping Badger (Tejón Saltarín). En su infancia era llamado por sus amigos «Slow» (el sosegado), ya que tenía una conducta muy meticulosa. Sin embargo, a los doce años demostró su intrepidez cuando montó un joven búfalo que había tratado de embestirle. A los catorce años, su padre le regaló una macana (parecido a un machete con importante significado para los nativos) y cuando se enfrentó a un bando crow en su primer combate, su coraje quedó demostrado. Su padre, con gran orgullo, le renombró con el nombre que él tenía: Sitting Bull o Toro Sentado (Tatanka-Iyotanka) y en la ceremonia que ganó el estatus de guerrero. El apelativo hace alusión a la tozudez del animal cuando se encuentra sentado en sus ancas.
Por sus conocimientos, era considerado un líder espiritual de los lakota, y también fue elegido como jefe supremo de toda la nación sioux. En el campo de batalla había demostrado su fiereza, pero también su sabiduría y generosidad eran notables, las cuales demostraba con el aprecio a los niños y desfavorecidos, el esmero por buscar la solución pacífica a los conflictos y el cariño a los animales.1 Por ello, en 1857 se ganó la designación de jefe tribal. Además, se hizo conocedor de la espiritualidad lakota, por lo que también se le reconoció como chamán y curandero. Todos esos méritos le convertían en un líder espiritual.
Porqué cuento todo esto de Toro Sentado? Porque este jefe indio demostró, como muchos otros jefes y líderes, que se puede ser un guerrero, una persona que trabaja de manera incansable y con pasión en aquello que le gusta y en las metas que desea conseguir, y que al mismo tiempo se puede ser un «sabio» de la vida, una persona que ve las cosas desde el punto de vista más respetuoso, y que busca la belleza y el bien estar propio y de los demás, como demostró el Jefe Siux Sitting Bull.
¿Y tú? ¿Qué perro estás alimentando? ¿Qué parte de tí alimentas?
Deja tu comentario y tus reflexiones sobre este post:
“Autoestima: Qué parte de mí alimento?″.
2 comentarios en “Autoestima: ¿Qué parte de mí alimento?”
Koro transmite verdad porque todo en ella es verdad: está comprometida con su vida, con lo que dice y con lo que hace. Y sabe hacer muy bien lo que dice en el video.
Muy bien explicado. Sencillo y en muy poco tiempo: ¿qué puedo conseguir con el Coaching y el Liderazgo? ¿Cómo puede ayudarnos?
Un gran ejemplo.
Un abrazo,
Gonzaga
Muchas gracias, Gonzaga
Como bien sabes, el coaching es una herramienta, como una caña de pescar, para sacar lo mejor de nosotros, que siempre está dentro y que va con nosotros a todos los sitios. Sólo hay que alimentar esa parte que deseamos.
Un beso,
Koro