- ¿Confías en tu intuición?
- ¿Te valoras lo suficiente, con un Alto Autoestima tal, que, cuando sientes algo, una intuición, le prestas atención?
- O por el contrario, ¿rechazas esa vibración o sensación que tienes sobre una persona o una cosa, y te fías más de lo que tu cabeza u otros dicen de ello?
Si no tienes una Alta Autoestima, no estimas los mensajes del corazón, y pierdes mucha información.
Según los expertos, «El corazón tiene cerebro«. Eso afirma Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia y escritora de libros como «El maestro del corazón«, y eso practica y enseña Rafael Saiz Gamarra, con Neurocardiomanagement, en España.
- Y tú. ¿Escuchas a tu corazón?
- Hoy escúchale. Presta atención a qué te dice.
- Calla tu cabeza por un día. Y hazle caso. ¿Qué te dice?
El corazón puede tomar decisiones porque contiene un sistema nervioso independiente con más de 40.000 neuronas y una red de neurotransmisores. Por eso, el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción de forma independiente del cerebro; y puede aprender, recordar e incluso percibir. E incluso lo hace mucho antes y de forma más rápida que el cerebro.
Así, el corazón permite….
- Enviar más información al cerebro de la que recibe, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.
- Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones. El corazón produce la hormona ANF, y uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona de las relaciones.
- A través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.
- Su campo electromagnético es el más potente de todos los órganos del cuerpo -5.000 veces más intenso que el del cerebro- y cambia en función del estado emocional.
Su campo magnético se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
Cuando la persona está en armonía, es decir, con pensamientos positivos, de paz y sosiego, la frecuencia cardiaca está en una frecuencia armoniosa. Cuando está en pensamientos negativos, estrés o malestar, tiene una frecuencia desordenada de ondas y caótica.
Incluso esto sucede cuando se revive un recuerdo. Su estado armónico o caótico, afecta al corazón, y este emite un tipo de ondas u otro.
Es curioso, impresionante. Y lo mejor, se puede gestionar. Y, como nadie nos lo ha enseñado, hay personas, como Rafael Saiz Gamarra, en España, que enseña a tomar conciencia de nuestro corazón, a crear el estado emocional positivo, y a medirlo objetivamente con aparatos de gran precisión accesibles para todos. -Mira por ejemplo este vídeo en el que hace una muestra de coherencia sobre esto-.
Yo he probado este sistema de medición, y he podido comprobar cómo afectan nuestros pensamientos y sentimientos, positivos y negativos a nuestro cuerpo, a nuestra frecuencia, a nuestra armonía como personas.
Por eso, me gutan varias frases que dicen Annie Marquier y Rafael Saiz: «Pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer» y «pregunta primero a tu corazón, y después a tu cabeza».
Y tú. Escuchas a tu corazón? Hoy escúchale. Presta atención a qué te dice. Calla tu cabeza por un día. Y hazle caso. Qué te dice?
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Koro Cantabrana, Experta en Liderazgo y Alta Autoestima
